domingo, 28 de noviembre de 2010

Palabras, mil palabras pueden en un momento describir sentimientos, emociones, pensamientos… Pero ¿cómo decir lo que siente el alma? Como abrir la mente y el pensamiento a esas emociones primarias que nos llevan poco a poco a recorrer los resquicios de la vida, ¿cómo lograr que ese cúmulo de imágenes plasmadas a través de un trazo describa este sentimiento puro y conciso? Quizá empezando por el principio de mi ser.

Del ente que habita en este recipiente de carne y me lleva y guía en el día a día de la vida. Un amanecer, un atardecer, una caricia del viento, la mirada de un extraño al pasar, el sonido de cada una de las cuerdas de mi guitarra, el quebrarse de mi voz al nombrarte y pensarte, al querer materializar esa niebla de misterio que te envuelve, al imaginarte, percibir sin estar,
dibujar en mis sentidos el aroma de tu piel, la textura de tus manos y el color de tus ojos, en los cuales aún sin conocerlos, puedo jurar que podría perderme en su interior.

¿Cómo refrenar esta necesidad de ti sin conocerte? Mucho ha sido el tiempo que en silencio te observé, a través de un cristal, de una pared, que sólo me permitió trazar tu nombre en mi canción, en mi mente, siempre tú, ahí, en mi mente. Tan sólo guardo en mí la ilusión de un sentimiento que me ha llevado y me ha perseguido a través del tiempo, del espacio y la distancia, para estar aquí, esperándote a vivir una vida que buena o mala, es lo que tengo guardado como tesoro sólo para ti.

Y sin pensarlo sólo estas palabras resumen mi todo. Te amo. Y sólo un par de preguntas en el aire... ¿Quién eres?, ¿dónde estás?, ¿cuándo llegarás?...

miércoles, 3 de noviembre de 2010

TIEMPO TIEMPO!!!!

Tiempo, es lo que pido… tiempo. Para recordar los sueños, o vivirlos… tiempo, para reir y recordarlo luego… tiempo y más tiempo, para perderlo, para no encontrarlo o quedarme sin él… necesito tiempo, para sentirlo hasta la milésima… una respiración, un suspiro, unas risas que se pierden por el viento. Una mirada al mar, que te hace creer que enlentece, un grito al andar, que te hace parar al mundo… pero todo gira, y gira… el mundo sigue a pesar de ti, y de lo que creas… el mundo vive, y lo seguirá haciendo sin ti. Cuando sepas eso, deberás saber que eres tan insignificante… que no llegarás a ser lo suficientemente importante como para romper a un mundo… pero, a pesar de este sentimiento con el que viven muchos… son tantos los que se lo creen, que no existen mas que unos pocos, que rompan con este pensamiento que intentan meternos desde que nacemos. El poder de uno, es grande, si ese uno es lo suficientemente fuerte, como para hacerlo sentir grande, si ese uno, lucha, por sí mismo, se tira de sí para salir adelante, y a pesar de los miles males que puedan llegar, ese uno, sigue luchando.

No es cuestión de caer sin valores, ni objetivos, ni nombre… y mucho menos una razón, lo suficientemente cuerda, como para llevar a un hombre a la locura… no debe uno dejarse llevar por corrientes ajenas… debe saber escuchar y por supuesto, errar… más importante es aprender de los errores, pero mucho más es nunca creer que todo lo que uno hace, es lo correcto… uno vive de los errores, de sus consecuencias y del tiempo que tarde en aceptar estos… uno vive, con el peso de errores, y sin ellos cuando los asume y los hace suyos.

La vida, es tan efímera, que cuando un autobus me roba 6 horas de vida… pienso, que será de mí y de lo que mi mente piensa cuando muera… cuando ya, nada de lo que soy y nada de lo que fui, sea una realidad, y apenas queden unas letras de mí… que recordar. Espero que quede tanto tiempo para eso, como para yo poder robar horas a mis sueños, para poder dejar aquí un poco de mí. Tantos años como pueda… tantas letras como quiera…

Porque a pesar del silencio… todavía existen personas en el mundo… de esas, que no creen lo que le dicen… que saben lo que quieren y que a pesar de sus errores, siguen aprendiendo…

Intentarlo es algo tan importante, como tantas veces quiera uno caer, sólo has de poder levantarte… y al mirar hacia atrás asegurarte que no fue la misma piedra de siempre con la que tropezaste…