Para vivir hay que comenzar por ser sinceros.
No se cantar y tampoco se bailar, olvido si soy derecho o zurdo, me quejo en momentos inoportunos y me incomoda esperar. No se 3 idiomas ni tampoco cocinar, no se de Mozart y menos de la historia. Deprimirme es tan facil como respirar, no tengo suerte y tampoco la busco. A la primera impresión soy un verdadero desastre y si, soy de las pocas personas que aman el olor de la lluvia, la gasolina y los marcadores.
Soy Tantas cosas torpes en este mundo que el miedo a mostralas me esconde detrás de palabras o una vida incognita. Las sonrisas fingidas se terminaron por convertir en mi especialidad y el compartir todo esto con alguien mas son dudas que se crean de mas.
¿Le temo al mundo? Tal Vez.
Pero para vivir en este mundo se necesita ser sincero.
Mi sinceridad es algo así.
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